Aprender cómo andar con tacones sin miedo es fácil siempre que se sigan los consejos más profesionales para lograrlo. Y es que, existen ciertos looks en los que un buen tacón les dará ese toque diferente y distinguido que cualquier otro tipo de calzado no conseguirá. Además de la existencia de muchos otros conjuntos en los que sí o sí deben estar presentes.
Si tienes uno de esos días en los que el protocolo requiere de un zapato más fino y elegante que tus zapatillas favoritas, o simplemente, buscas un toque especial para tus outfits, este es el artículo que necesitas. Puedes aprender cómo andar con tacones sin morir en el intento con estos sencillos pasos.
Escoge el tacón adecuado y de tu talla
Cuando empezamos a utilizar tacones, no podemos tirarnos al tacón más alto y más fino de la tienda. Sin una práctica progresiva previa, no podremos andar con la seguridad y la técnica necesaria para aguantar con ellos y no parecer muñecos de madera andantes.
Debemos comprar con prudencia, y si son los primeros, escoger un tacón bajo y grueso tipo sandalia que pueda atarse al tobillo para una mayor sujeción. También, puedes optar por un tacón tipo plataforma, y ya luego, unos zapatos stilettos con tacón de aguja.
Conforme vayamos practicando y caminando con mayor seguridad, podremos comprar tacones más altos. Eso sí, es muy importante escoger nuestra talla para evitar que nos queden demasiado apretados o nos baile el pie.
Practica primero en casa
Lo ideal es ir poco a poco y practicar bastante en nuestra propia casa. De esta forma ganaremos confianza antes de salir a la calle por primera vez en tacones. Puedes probar a levantarte y sentarte, bajar y subir escaleras, andar sobre diferentes tipos de suelos, etc.
Mantén la espalda recta y mira hacia delante
Al caminar con tacones es muy importante mantener una buena postura, para andar con naturalidad y no causarnos más molestias de las necesarias. Para ello, es aconsejable andar con la espalda recta y siguiendo una línea. Con un pie delante del otro, sigue una línea recta imaginaria delante de ti que te dirija a tu destino.
También, debe intentar no mirar al suelo más de lo necesario. Mira siempre hacia delante e inclínate ligeramente hacia atrás al caminar.
Apoya el tacón y luego la punta
En el momento de apoyar el pie con nuestro tacón, debemos hacerlo de la forma correcta: primero el tacón y luego la punta, desplazando el peso del cuerpo a su vez. De esta forma, obtendremos un mayor equilibrio al andar, y por ende, una mayor seguridad.
Puedes arquear ligeramente el pie para que, de esta forma, la presión se distribuya sobre el interior del zapato y no solo en la parte delantera o el talón.
A la hora de subir y bajar escaleras, debes cuidar la forma de caminar para evitar perder el equilibrio y caerte. Por lo que, al subir, intenta apoyar la parte delantera de tus pies, y transferir todo el peso a los dedos. Por el contrario, al bajar debes apoyar por completo ambos pies en el escalón.
Pasos pequeños pero seguros
Con la práctica y dando pasos pequeños pero seguros, conseguiremos mostrar confianza y seguridad al andar con tacones.
Para conseguir una caminata natural, puedes mantener la rodilla recta cuando el pie esté apoyado en el suelo por completo. Procura que la pierna esté lo más estirada y recta posible. De esta forma, conseguiremos prolongar la longitud de tu pierna, además de una postura adecuada.
Por otra parte, el cuerpo debe balancearse de un lado a otro, y nunca de arriba abajo.
Puedes usar almohadillas o plantillas
Unas almohadillas o plantillas de gel o piel pueden proporcionar un mayor confort y un mejor ajuste en el caso de que nos baile un poco el tacón. Gracias al uso de plantillas o almohadillas podremos reducir la presión en la parte delantera de nuestro pie, así como en el talón.
Haz pequeños descansos
Cuando utilizamos tacones altos, sobre todo al principio, es importante respetar el descanso de tus pies realizando paradas y sentándote tanto como sea posible para poder aguantar toda la noche. Así conseguiremos mantener nuestros pies descansados y frescos durante más tiempo. No debes quitártelos, ya que tus pies pueden hincharse, y ponértelos luego será peor y más doloroso.